Spiga

Vuelo Nocturno

La primera vez fue de casualidad. Nadie lo había pensado siquiera, pero tras una tarde más bien floja en Palo Buque, al esconderse el sol todavía quedábamos varios insatisfechos que no dudamos en colgarnos las sillas y aparejos en cuanto se levantó una leve brisa del viento que había escaseado toda la tarde. El sol ya había desaparecido del horizonte cuando varios logramos despegar desde la mitad de la ladera del cerro chico; González, Xavie, Master, el Palomo, yo y alguien más que no logro recordar. ¿Petit?


Una de las cosas que más recuerdo es que en cuanto despegué sentí que mi vela se comportaba de forma extraña. Me había costado un tremendo esfuerzo controlarla para ayudarme a subir el cerro antes del despegue, pero en un primer momento pensé que era a causa del viento y de la tremenda excitación que sentía en ese momento, que debe haber rozado la euforia.


Una vez en el aire supe con certeza que algo andaba mal con la vela; los giros hacia la izquierda podía hacerlos sin ningún esfuerzo, mejor dicho la vela tenía una terrible inclinación hacia el lado izquierdo, que debía controlar tirando del mando derecho. El problema comenzaba cuando quería girar hacia la derecha, porque tenía que aplicar demasiada fuerza para contrarrestar la inclinación hacia la izquierda. La fuerza era superior incluso a la necesaria para entrar en espiral y apenas me servía para girar muy lentamente.


Comencé a preocuparme de inmediato porque sabía que algo estaba terriblemente mal.Miraba las líneas de sustentación del lado izquierdo buscando algún nudo, algún enredo o alguna deformación por esa parte que provocara el giro hacia ese lado, pero no encontraba nada. Comencé a gritar a los que pasaban volando cerca, para que me avisaran si podían ver algún corte en la tela en las áreas que quedaban fuera de mi vista (el extradós especialmente), todos me gritaban cualquier cosa menos lo que me esperaba, porque nadie era capaz de ver nada fuera de lo normal, menos aún en esas condiciones de escasa luminosidad que se hacía más y más escasa a cada minuto que pasaba.


Muy pronto tuvimos que recurrir a gritos y silbidos para indicar al resto nuestra posición, porque el gris del nublado cielo se acercaba cada vez más hacia el negro absoluto y los típicos colores chillones de las velas, buzos térmicos y sillas sólo eran sombras gastadas, apenas distinguibles del ruido de fondo. Cinco o seis velas volando en la ladera del pequeño cerro eran demasiadas en esas circunstancias, ya era imposible distinguir los detalles de la ladera, todo era una masa oscura, pero su perfil claramente distinguible del fondo un poco más claro aún nos otorgaba una buena referencia y nos servía de guía para evitar estrellarnos contra el cerro.


Comencé a preocuparme más y más, porque me dí cuenta de que el problema que fuera que tuviera la vela me impediría reaccionar con la rapidez necesaria para evitar un accidente y en un arranque de lucidez comencé a alejarme de la ladera. Me dirigí al área donde se encontraba el resto del grupo junto a los vehículos, en el sector donde la ladera comenzaba a convertirse en plano. Los vehículos aún eran visibles y comencé a maniobrar para aterrizar lo más cerca posible de ellos. Logré distinguir a Canito que se había alejado del grupo para orinar y le pregunté a gritos si le veía algún problema a la vela. El miró hacia arriba y gritó que no había entendido, giré en su dirección nuevamente para acercarme más y poder repetir la pregunta, apliqué un poco de presión en los mandos para reducir la velocidad y repetí la pregunta a Canito que estaba sus buenos cinco o seis metros casi debajo de mí.


En ese momento sucedió, la vela entró en parachutaje y caí como una piedra al suelo. Me pilló totalmente de sorpresa y ni siquiera logré prepararme para el encontronazo, lo más probable es que tuviera las piernas más que un poco abiertas y sentí el golpe directamente en el culo. Me dolió bastante, y debo haberme quejado muy feo porque Canito se acercó corriendo y todo preocupación me preguntó como estaba, si me dolían las piernas, si podía moverlas, que no moviera el cuello, etc.


Me quedé tendido un rato para recuperarme mientras Canito seguía revisándome para detectar posibles lesiones, pero solo había sido un buen susto así que Canito me ayudó a pararme, porque aún tenía la silla colgada a la espalda y luego se dirigió a revisar la vela. Aún no terminaba de sacarme la silla cuando Canito gentilmente me gritó:


-¡Oye Suegro culiao, esta huevá está llena de arena!


-¿Qué? ¿Cómo?- logré balbucear.


-¡Tenís como diez kilos de arena adentro de tu cagá de vela!- tal vez exageraba un poco.


-¿Cómo chucha no me dí cuenta?- me recriminé a mi mismo, más que preguntar a Canito.


-¡Porque soi huevón!- me apoyó psicológicamente Canito.


-Más respeto pendejo- le advertí en tono de broma.


-¿Y que querís que te diga? ¡Mira esta huevá!- se burlaba Canito con su risa característica, mientras levantaba una sección de la vela que parecía una gran bolsa con un montón de arena atrapada al fondo.


Era un montón de arena en realidad. El color negro del borde de fuga, la poca visibilidad, la prisa por despegar y la falta de experiencia se habían confabulado para que yo saliera a volar con varios kilos de lastre indeseable, que alteraban la configuración normal del lado izquierdo, actuando como freno y provocando el giro hacia ese lado que me tuvo tan inquieto durante todo el rato que estuve volando.Curiosamente la arena se había concentrado en un solo lado de la vela, pudimos observar mientras la sacudíamos para sacar la arena atrapada durante la tarde mientras jugaba a mejorar mi destreza, levantando la vela y controlándola sin despegar. No la había limpiado porque supuestamente ya no íbamos a volar, así que había pospuesto la tediosa tarea para el momento antes de partir de vuelta a la ciudad. Me prometí no volver a cometer una estupidez semejante, pero la memoria es frágil y la tarea sigue siendo tediosa.


Cuando nos acercamos a los vehículos y al resto del grupo, ya era noche cerrada, pero el resto de los jotes seguían volando, entre silbidos y gritos. En algún momento escuché la voz del Xavie gritar a todo pulmón desde alguna parte del cielo muchos metros más arriba:


-¡Estoy con Diooooos!!!- lo escuchaba pero era imposible verlo.


-¡No los veo insectos!- ése era Gonzalez.


-¿Alguien sabe como vamos a aterrizar?- la cordura del Master.


-¡Nos vamo a sacar la chuchaaa!- el Palomo aún lo encontraba divertido.


-¡Estoy con Dioooos!!!


-¡Aléjense insectos!


-¡Prendan alguna luuuuz!!!


Saltamos hacia los vehículos para cumplir el último deseo de Master y de alguna forma creamos un par de zonas de aterrizaje para ayudar a los ¿afortunados? que aún seguían volando.El primero en volver a golpear suelo firme fue Master, como muchas otras veces, con pantalón corto, a pata pelada y probablemente sin casco. La aproximación se hacía difícil y debían tratar de permanecer en la ruta que estaba iluminada y la inclinación del cerro no ayudaba mucho que digamos, la maniobra se hacía más larga que de costumbre y debe haber resultado imposible calcular bien las distancias. Afortunadamente en el camino hacia abajo no había ningún tipo de obstáculo, solo el suelo que subía de pronto en pequeñas dunas irregulares.


Todos lograron aterrizar bastante bien dadas las circunstancias, la risa y el buen humor nos desbordaba y me atrevería a decir que ese momento debe estar muy bien guardado en la memoria de todos los que participamos de la pequeña aventura. Ese día marcó un hito para nuestro agrupación informal, llamada peyorativamente por algunos y orgullosamente por nosotros mismos como el Lado Oscuro y una nueva chapa para el Master ahora apodado "Murciélago" porque ya no volaba de día, solo lo hacía de noche.


Por supuesto que tratamos de repetir el evento, pero las condiciones climáticas no suelen ser tan favorables así que solo hemos logrado hacerlo un par de veces más en los muchos viajes que realizamos a Palo Buque y nunca pudo ser lo mismo. Varios encontronazos con el cerro nos han hecho dudar de que sea tan buena idea después de todo, pero nunca se sabe.


Tal vez el próximo fin de semana haya luna llena.

Jurel tipo atún.

Cada vez que paseo por el mercado y miro las ofertas del día, no puedo dejar de añorar mi niñez ¿Cómo puede ser que el pescado llegue a ser más caro que la carne?. Al vacuno hay que cuidarlo, alimentarlo, faenarlo, congelarlo y transportarlo. Llenarlo de hormonas de crecimiento y lo último en alimentos transgénicos que supongo que algún día van a llegar hasta nosotros siguiendo la cadena alimenticia.


-Su abuelito comía mucha carne- Van a decir refiriéndose al bulto deforme desparramado entre cuatro camas de hospital, agrupadas en una sala especialmente habilitada para cuidar al enfermo, víctima de una extraña afección que lo hace crecer irrefrenablemente. La última cirugía programada tuvo que ser suspendida porque el ¿cómo podemos llamarlo? Im-paciente, no pudo ser sacado de la habitación donde ahora yace consciente de su encierro sabiendo que tendrán que echar abajo una sección del muro para poder sacarlo, o simplemente esperar, esperar el evidente desenlace fatal para sacarlo por partes que luego serán exhibidas en algún museo de cosas insólitas, entre el hombre que tenía dos penes y la mujer con tres tetas.

Pero el pescado está allí, sólo hay que salir a buscarlo, el mismo mar se ocupa del trabajo de alimentarlo y proveer las condiciones adecuadas para su normal desarrollo (a pesar del gran trabajo de las sociedades anónimas en sentido contrario), entonces ¿cómo puede ser más caro que la carne? Y la respuesta me llega como una visión que me ilumina el pensamiento pero al mismo tiempo llena de oscuridad el futuro de las especies pelágicas.


Hay que salir a buscarlo. ¡Eso es! Hay que salir a buscarlo y cada vez, cada vez se hace más difícil encontrarlo. Y todos los avances de la tecnología no sirven de nada en algunos casos, porque no se puede encontrar lo que ya no existe. Y las sondas, sonares y radares en nada nos benefician, porque las utilizan las grandes flotas que solo siguen los puntitos de luz de sus aparatos, tiran sus kilométricas redes allí donde sus máquinas se transforman en árboles de pascua y recogen todo lo que se encuentre a su paso, sin importar de que especie se trata, total, una vez arriba se puede separar y lo que no sirva ¡Lo que no sirva! Se devuelve al mar.

Machacados, aplastados y triturados, los rechazados, que pueden incluir a niños y madres embarazadas, con sus órganos internos destrozados por los bruscos cambios de presión, no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir, y el gesto, que podría ser visto como un acto de misericordia, en realidad no tiene nada de misericordioso, y es producto del afán de reservar el espacio de las bodegas para las especies que tengan mayor valor comercial, devolviendo al mar todo aquello que no se pueda vender fácilmente o no se pueda transformar en harina de pescado utilizada para alimentar a los cerdos del mundo, los de cuatro patas y a esa otra especie de cerdo que camina en dos patas y que se lucra de esta actividad que raya en lo criminal.


Y digo que la tecnología no nos beneficia, porque el pescado que llevamos a nuestra mesa es el que sacan los pescadores a pulso en las diferentes caletas de nuestra costa, no los buques fábrica. La tecnología más avanzada que utilizan son los motores fuera de borda de sus botes, el resto se basa en su habilidad y el conocimiento empírico adquirido durante años de ir y venir al ritmo de las mareas, tal como lo hicieran sus padres y abuelos.

Pero los peces se han vuelto esquivos y se hace difícil encontrarlos, algunos jamás volverán a ser vistos, esto provoca esta extraña paradoja en que el kilo de la cojinova light ¿de qué otra forma se pueden llamar los pescados que ahora no miden ni la mitad de lo que medían antes? Sea más caro que el kilo de posta en un país históricamente marítimo, pero con un futuro incierto si dejamos que los tiburones de fierro sigan depredando nuestro mar.


La sobreexplotación es una pesadilla tangible, yo sé que esta costa estaba llena de jureles inmensos porque los ví con mis propios ojos. Recuerdo con nostalgia a esos grandes pavos que pescábamos en el muelle abandonado de La Chilena, algunos eran tan grandes y pesados que no podían ser izados porque el anzuelo les rajaba la jeta y caían al agua, heridos sí, pero con muchas posibilidades de sobrevivir después de la traumática experiencia.

Ya nunca más el rucio va a llegar gritando a todo pulmón, anunciando que la anchoveta se estaba varando en alguna de las playas huyendo de la mancha de jureles que la seguía tan de cerca que a veces se varaban ellos mismos, quedando a expensas de otros depredadores oportunistas; nosotros.


Cuanta verdad hay en las historias del Coco Legrand cuando nos hace reir y meditar sobre nuestra idiosincracia y de las etiquetas de los tarros de conserva que dicen en grandes letras “Jurel tipo Atún”, o sea, no es Atún pero ¿Cómo lo hacen? ¿Maquillan a los jureles? ¿Los visten como atunes? Los espíritus inquietos y ávidos de respuestas pueden hacerse miles de preguntas en base a la curiosa y contradictoria expresión.

Pero sin duda, bastante mas curiosas son otras interrogantes ¿Qué jureles? ¿De dónde los sacan? ¿Porqué ya no lo venden en el mercado? Y la respuesta nos debería llenar de asombro, pero como estamos acostumbrados a estas situaciones, solo atinamos a reirnos cuando el Coco nos hace reflexionar al respecto y nos damos cuenta de que ya casi no hay jureles en nuestras costas, los grandes cardúmenes fueron exterminados hace varios años, los pocos que quedan han cambiado sus rutas migratorias, sufren enanismo y anorexia crónica posiblemente por la cantidad de mierda y deshechos industriales que arrojamos actualmente al mar (¡Grande Patache!) y si nos pusiéramos a reflexionar sobre el asunto podríamos ver lo retorcido de la mente del creador de la famosa etiqueta.


“Jurel tipo Atún” -Curioso-

Veamos: Primero nos dice que su producto se asemeja al atún, es del mismo tipo, claro, si nos ponemos a compararlos vamos a llegar a la conclusión de que ambos son peces y que viven en el mar, pasa. Pero, además parece que nos miente descaradamente, diciéndonos que es Jurel, ¿acaso tienen la posibilidad de viajar hacia el pasado para pescar al ahora escurridizo pez, en las cantidades necesarias para su proceso industrial?


Se encuentra mar adentro dicen ¿Cuántas millas mar adentro? ¿Cerca de Japón? Tirando para el lado de Perú podría ser. Pero si no es Atún -y dudo un poco que sea jurel- ¿Qué contienen los tarros que no se atreven a decir su nombre? Vaya uno a saberlo.

Otros dicen que volvió el jurel, las goletas lo están pescando de nuevo para hacer harina de pescado, pero parece que es de otra especie, una mucho, mucho más chica que la que yo conocía. Deben ser los tataratataranietos de la generación que frecuentaba esta zona hace 20 o 30 años. Según los investigadores, estos peces deben haber visto la película “El Tambor” y decidieron dejar de crecer al igual que su protagonista. Los brillantes empresarios pesqueros piensan que lo mejor es sacarlos ahora “antes de que se acaben de nuevo” y “antes que se acabe la veda; mejor” -Porque hay menos competencia me imagino-


Lo que si sé es que el contenido de los tarros que dicen “Jurel” en su etiqueta, no se podrá comparar nunca a lo que comía junto a mis amigos de infancia tantas veces en El Morro. Solo teníamos que llevar un poco de sal y fósforos, el pescado lo sacábamos nosotros mismos o algún conocido nos regalaba un jurel recién sacado.

Con la cantidad de madera, papeles y cartones que había en los alrededores, no teníamos problemas para hacer un buen fuego y cocinar nuestro pescado, le sacábamos las tripas, lo atravesábamos un palo y lo hacíamos girar sobre las llamas, un poco de sal y limón cuando podíamos. Resultado: Un festín digno de dioses como nosotros.


Todavía se me hace agua la boca al recordar estos eventos. De paso cooperábamos con la limpieza de la zona costera, incluso ayudamos gratuitamente en el desarme de alguna de las tantas pesqueras abandonadas cuando la madera se volvía escasa y teníamos que recurrir a la gentileza de sus viejas paredes.

Al pensar todo esto, no puedo imaginarme lo delicioso que debe ser el atún recién sacado del agua al hacer la comparación con el jurel, se lo comento a alguien más y este alguien me aclara que el atún al natural es bastante desabrido, no tiene nada que ver con el jurel, que no tiene gusto a nada y que por eso lo hacen conserva, para mejorarle el sabor y que el consumidor pueda disfrutarlo como corresponde ¿? Inmediatamente surge en mi diminuto pero inquieto cerebro una duda más que razonable:


¿Cuál será la materia prima principal que compone el contenido actual de los tarros de jurel en conserva, para que el proceso en lugar de mejorarle el sabor como al atún, lo empeore?.

La Abundancia


¡Entró la anchoveeeetaaaa! -Sonó apenas inteligible un lejano y desgarrado grito, produciendo en la tarde el mismo efecto que un cuchillo caliente a un trozo de plumavit.


Deben haber sido cerca de las tres y media, muchos estaban durmiendo profundamente, producto de una arraigada costumbre de las gentes del norte proclives a rehuir los calores sofocantes de esa hora del día haciendo una reparadora siesta.


Jugábamos con mi hermano grande, apenas un año mayor que yo, a Los Titanes del Ring, como solíamos hacer durante algunas vacaciones de verano, golpeándonos de lo lindo hasta que uno terminara llorando, o apareciera nuestra abuela, famosa por su carácter huraño y su lengua desbocada, para mandarnos entre garabatos, coscorrones y tirones de oreja, pelo o cualquier parte de nuestra humanidad que estuviera a su alcance, a hacer algo más productivo, como barrer y encerar el piso del largo e interminable pasillo de la casa que habitáramos en ese entonces en la calle Thompson del histórico puerto.


Todas las casas de la cuadra parecían haber sido diseñadas por el mismo arquitecto y construidas por los mismos maestros carpinteros en los tiempos en que Iquique se llenó de palacios con apellidos ilustres que aún huelen rancio, tales como Astoreca y Mujica. Se construyeron manzanas enteras con el pino oregón que llegaba como lastre en los barcos de carga que venían a llevarse toneladas de salitre hacia otras latitudes. Deben haber provocado la envidia y admiración de quienes pudieron ver las edificaciones en todo su esplendor cuando ésta era la capital del oro blanco.


Sólo las casas de calle Baquedano eran mimadas con reparaciones y manos regulares de pintura, debido principalmente a que allí vivía la crema y nata de la alta sociedad iquiqueña de aquél entonces, aunque a algunos sólo les quedara el apellido como pude darme cuenta con el devenir del tiempo. Supongo que hoy, algunas disposiciones municipales obligan a mantener el buen estado de este sector declarado monumento nacional, el resto de las casas similares de gran parte del casco viejo de la ciudad, como les ha dado a llamar a lo que solía ser este pueblo antes que llegara la Zofri y el progreso, denotaban el paso de los años, el abandono y los malos tiempos que vinieron en oleadas después del auge salitrero, pesquero o minero que estuviera de turno. Nuestra casa no era la excepción.


¡Entró la anchoveeeeta! -Se repetía el mensaje que había captado nuestra atención.


Esta vez pudimos entender claramente lo que gritaba a todo pulmón una voz aguda que sonaba cada vez mas cerca, de manera que nos asomamos a la ventana para ver lo que sucedía. Nos sorprendió la conmoción que reinaba en la cuadra, algunos comenzaban a asomar sus cabezas con el pelo revuelto y los ojos hinchados que reflejaban indefectiblemente la siesta interrumpida.


Un mocoso venía corriendo como una tromba a pata pelada por la vereda de asfalto que parecía derretirse bajo el peso del sol a esa hora de la tarde. Descamisado, sin darle importancia a la temperatura del pavimento y gritando a todo lo que daban sus pulmones como si cumpliera una misión de vida o muerte. Fue detenido por alguien casi al frente de nuestra casa. Podía ver los ojos desmesuradamente abiertos del cabeza ‘e pichí, un niño rubio, pequeño y delgado que debe haber tenido unos diez años y que vivía en uno de los tantos cités que estaban en los alrededores de nuestra casa. Las costillas se resaltaban en su costado a intervalos regulares producto de la respiración agitada y su aspecto raquítico.


No alcanzamos a entender todo lo que le decía atropelladamente el rucio al vecino, pero El Morro lo escuchamos clarito y por los gestos de sus manos podíamos saber con certeza que se trataba de algo grande. Entramos corriendo a buscar nuestros eximios utensilios de pesca que estaban arrinconados en algún lugar del patio, para descubrir con pavor que la abuela había cumplido su amenaza de botar a la basura esos cachureos hediondos si no los guardábamos apropiadamente.


El desconsuelo nos duró lo que dura un parpadeo, cruzamos una rápida mirada, murmuramos algún solapado improperio contra la matriarca de nuestra familia y partimos corriendo hacia el interior de la casa con rumbo a la calle. La rápida y decidida acción permitió que pudiéramos atravesar el pasillo en el momento preciso en que la temida abuela venía saliendo, aún adormilada, de su pieza, cuya puerta estaba justo en el centro del corredor. Esquivamos como pudimos sus largos brazos en una precipitada carrera y pudimos escuchar una breve pero florida lista de adjetivos descalificativos que nos indicaba claramente, al momento de cerrar con un golpe que casi termina con los pocos vidrios intactos que aún se aferraban a la mampara, que a nuestras espaldas, la abuela había terminado de despertarse y ésto era sólo una pequeña muestra de lo que nos esperaba cuando regresáramos.


Una sombra de miedo cruzó fugazmente por el rostro de mi hermano, si me hubiera atrevido a mirar hacia atrás, tal vez habría visto mi cara de susto reflejada en el vidrio de la mampara. Corrimos aprisa para alcanzar al resto de los chiquillos que se nos habían adelantado. Al llegar a la esquina de Patricio Lynch ya nos habíamos olvidado de la abuela, y cuando pasamos frente al Teatro Municipal, la alegría se había apoderado completamente de nuestro juvenil espíritu ávido de aventuras.


Un par de ancianos nos miraban divertidos desde los escaños de la Plaza Prat cuando pasamos velozmente por su lado, añorando tal vez, la energía vital que derrochábamos a raudales en nuestra improvisada carrera, mientras lucían orgullosos los pocos dientes que adornaban una sonrisa que irradiaba simpatía y que volaba junto a nosotros en busca de recordadas hazañas.


Llegamos a la playa de El Morro unos pocos minutos mas tarde, agitados y excitados por la emoción. El panorama que pudimos apreciar era asombroso, más de una docena de niños como nosotros, se paseaban descalzos entre las piedras húmedas de la orilla como si buscaran algo perdido. La expectación se volvía frenesí cuando llegaba una ola y el mar se recogía dejando miles de reflejos plateados y tornasolados que brillaban intermitentes entre las piedras.


Usaban todos los medios imaginables para retener el tesoro que recogían con sus manos; bolsas, mallas, tarros de pintura, lo que fuera, y más de alguno usaba los bolsillos del pantalón o la camisa cuando sus manos ya no podían acumular tanta abundancia. Al instante nos sacamos los zapatos y arremangamos los pantalones para unirnos a la batahola, buscamos con la mirada algo que pudiera servirnos para recolectar las anchovetas que el oleaje dejaba indefensas en la orilla, pero no se veía ni un mísero tarro de duraznos.


Mi hermano se sacó la flamante polera de adentro del pantalón para usarla a guisa de bolsa marsupial, yo lo imité sin medir las consecuencias que esto pudiera acarrear y enseguida estábamos compitiendo con nuestros símiles y cientos de gaviotas enfervorizadas por la orgía alimentaria, en una carrera por atrapar lo que se moviera entre las piedras.


Los más grandes de entre nosotros sabían que detrás de la mancha de anchovetas venían sus depredadores naturales y actuaron rápidamente, el primero que armó su aparejo usando la mitad de una anchoveta como carnada, pescó un jurel inmenso en menos de lo que canta un gallo. Miramos atónitos al sorprendido pez que quedó agitándose en frenéticos estertores entre las piedras porque el avezado pescador no perdió tiempo en darle el golpe de gracia, reemplazó la carnada y en pocos segundos tenía a un segundo especimen tan grande como el primero haciéndole compañía.


Todos los que pudieron se apresuraron a hacer lo mismo con similares resultados, nosotros maldecíamos a nuestra abuela y a nosotros mismos por no hacerle caso mientras mirábamos afligidos la situación que se desenvolvía a nuestro alrededor, sin poder participar de ella.


En algún momento mi hermano observó sorprendido algo que llamó su atención y me instó a mirar las olas a pocos metros de la orilla. Estaba embobado viendo las ágiles sombras de los peces a través de las olas, de manera que no me dí cuenta cuando mi hermano se sacó los pantalones. Sólo lo ví cuando caminaba decididamente adentrándose en el agua en calzoncillos y pensé que estaba loco.


Se detuvo cuando el agua le llegaba un poco más abajo de la cintura, dió media vuelta, se agachó introduciendo sus brazos en el agua y me miró con una sonrisa diabólica. Lo que siguió me tomó de sorpresa, apenas alcancé a protegerme la cara cuando un jurel me llegó volando entre una lluvia de agua salada mientras mi hermano levantaba los brazos y gritaba en actitud triunfal.


Yo me movía desaforadamente tratando de juntar en un solo lugar los resbalosos y desesperados peces que caían a mi alrededor. El chiflado de mi hermano contagió con su locura a varios de los presentes que lo imitaron al poco rato. A esas alturas algunos ni siquiera le ponían carnada a su anzuelo, era tal la abundancia y el desenfreno de los peces que no era necesario engañarlos, bastaba el brillo del anzuelo para que se engancharan solos.


No recuerdo cuanto pescado sacamos, pero el palo de escoba en el que amarramos las sartas que pudimos levantar haciendo acopio de toda nuestra fuerza, se doblaba bajo el peso de los jureles y nos lastimaba penosamente los hombros mientras caminábamos de regreso a casa.


Anochecía cuando pasamos por la plaza sucios y hediondos voceando nuestra mercancía ante los sorprendidos paseantes que se reunían allí al anochecer, evidentemente ninguno de ellos se interesó por lo que vendíamos, al llegar a nuestro barrio recién pudimos vender parte de nuestra producción a un precio que debe haber resultado irrisorio, entre nuestros propios vecinos.


El festín de esa noche nos salvó del terrible y maquiavélico castigo que nos tenía preparado la abuela y fuimos los héroes del momento. Al día siguiente pudimos disfrutar de un delicioso caldillo, más pescado frito y el resto de la semana seguimos comiendo pescado escabechado, porque lo que no se alcanzó a comer esa noche y al día siguiente, fue preparado en escabeche por nuestra ahorrativa abuela para que no se echara a perder.


Una de las lecciones importantes que aprendimos de esa experiencia fue que nunca más debíamos llevar demasiado pescado a la casa, ya que correríamos el riesgo de sufrir una nueva dieta estricta de pescado escabechado durante varios días.

La música de mi vida

A propósito de una encuesta aparecida en uno de los foros de The Necom's, para tratar de lograr un consenso acerca del mejor tema de todos los tiempos, en diversos estilos y después de meditar un poco al respecto, me doy cuenta de lo complicado que puede llegar a ser esto, especialmente porque la música ha invadido mi vida de tan diversas maneras y en tan diversas circunstancias que se me hace prácticamente imposible recordar algún momento de mi vida sin asociarlo con alguna melodía, una canción o algún ritmo en particular.


La música se entremete en mi subconsciente de tal manera que cualquier intento de hacer una clasificación es claramente subjetivo, sin primar méritos técnicos, de armonía, composición o virtuosismo. Me gustan casi todos los estilos musicales, con excepción de aquellos extremadamente comerciales que no me agradan aunque estén muy bien hechos y que me desagradan enormemente cuando están mal hechos; llámense disco, rap, techno, axé, reggaetón y el puto baile del momento, etc.


Una de las primeras canciones que recuerdo me haya tocado de una manera especial es “Help” de Los Beatles (Yo era un mocoso molesto y ella tenía un par de años más que yo, que a esa edad representan una vida entera. Si llegué a tomarle la mano alguna vez fue suficiente. Sólo estuvo un verano de visita donde una vecina, pero aún recuerdo su nombre). No voy a continuar por este derrotero porque ahora sí que esto se convertiría en una misión imposible, y claro; siempre me gustó el tema de la serie de TV. Pero si me pongo a hacer una lista de música de series de TV, tampoco voy a terminar nunca, con excepción de “La Pantera Rosa” que me enseñó que había algo más allá, mucho más allá de lo que tocaba la radio habitualmente (en ese tiempo, la radio era AM y sólo teníamos un canal de TV desde las 6 de la tarde hasta las 12 de la noche, si mal no recuerdo).


Por otra parte, el rock fue una especie de alimento espiritual durante buena parte de mi juventud y muchos grupos fueron mis favoritos a través del paso de los años y muchos temas fueron los mejores en su momento, si tuviera que elegir uno sólo, probablemente me quedaría con “Sultans of Swing” de Dire Straits, que aunque llegó un poco tarde a mi vida, cambió mi percepción acerca del mundo de la música y de cómo algunas canciones, al igual que el vino, pueden mejorar con el paso del tiempo. Una curiosidad, por otra parte, es que ningún tema me hace sentir mejor en una pista de baile que "The Walk of Life" de ellos mismos con esa introducción única e inconfundible Taaara, tarará tara tara, tararara tarará tara tara… ¡Oh yeah!.


Otros temas que me han marcado, sin ningún orden en particular y sin distinción de estilos porque muchas veces no soy capaz de distinguir las sutiles diferencias entre uno y otro.


"Shine on your Crazy Diamonds", “I Wish You Were Here” y “Comfortably Numb” de Pink Floyd.
“Tom Sawyer”, “Closer to the Heart”, “2112” y "The Red Barcheta" de Rush.
“Message in a Bottle” y "Roxanne"de Police, que me hizo recordar a otra
"Roxanne" de Toto y su clásico "Hold the Line", que me recordó a su vez, por alguna asociación extraña (¿el saxo?) a
"The Logical Song" de Super Tramp que a su vez me trajo a la memoria el
"Resumen de Noticias" de Oscar Andrade que hiciera un cover de "La Canción Lógica" y que luego desapareciera de la escena nacional como polvo en el viento y a propósito;
"Dust in the Wind" de Kansas, y otro viento mas metalero
"Wind of Changes" y “Still Loving You” de Scorpions.
“Hey Jude”, “A Hard Day’s Night”, “Michelle” y “Eleanor Rigby” de Los Beatles
La versión de “Eleanor Rigby” por Rick Wakeman en un concierto en vivo es alucinante y no tiene nada de “Beat”.
“Viaje al Centro de la Tierra”, de Rick Wakeman. Imperdible.
“The Year of the Cat” y antes que me olvide “On the Border” de Al Stewart.
“Morning has Broken”, “Moonshadow”, “Father and Son” y “Remember the Days” por mencionar algunos temas de Cat Stevens.
"Thick as a Brick" de Jethro Tull, una joya (y tienen varias), “Aqualung” y su versión del “Bouree” de Bach que es excepcional.
"Supper’s Ready", “Cinema Show”, “Fifht of Fifht” y “The Musical Box” de Génesis.
"The Gates of Delirium", del álbum Relayer de Yes.
"Highway Star", “Child in Time”, “Burn” y “Mistreated” de Deep Purple por mencionar algunos de sus mejores temas.
“Stairway to Heaven” de Led Zeppelin, ¡que volón!.
“Thunderstruck” de AC/DC, esa introducción en guitarra… guaaa!
“Kayleigh” de Marillion ¿Do you remember?.
“Angie” de Rolling Stones.
“Hotel California” y “The New Kid in Town” de Eagles.
“Waiting for a Girl Like You” y “Urgent” de Foreigner ¿alguien más se acuerda de ellos?
“Down Under” de Men at Work.
“Open Arms” y “When the Lights go Down in the City” de Journey.
“Get Ready” de Rare Earth.
“Blaze of Glory” de Jon Bon Jovi.
“The Final Countdown” de Europe.
“You Could Be Mine” y “Welcome to the Jungle” de Guns and Roses.
“More than Words” de Extreme, un caso curioso.
“Suzy Q”, “Who’ll Stop the Rain” y “I Put a Spell on You” de Creedence Clearwater Revivals.
“Red Rain”, “Don´t Give Up” y “Solsbury Hill” de Peter Gabriel, por mencionar algunos además del álbum “Security” que tenía una percusión increíble.
“In the Air Tonight” y “Another Day in Paradise” de Phil Collins.
“Hope” el álbum de Klaatu y en especial el tema “Prelude” que al parecer no conoce nadie aparte de mi primo y mis hermanos..
“The March to the Eternal City” y “Spartacus” del álbum Spartacus de Triumvirat.
“Karma Police” de Radiohead.
“Otherside” de Red Hot Chili Peppers.
“Light my Fire” y “People are Strange” de The Doors.
“Don´t Speak” de No Doubt.
“Zombie” y “Salvation” de The Cranberries
“Claire” y “Alone Again Naturally” de Gilbert O´Sullivan.
“You” de Ten Sharp (gracias Google).
“The Piano Man” de Billy Joel.
“Runaway” de Del Shannon
“The Sound of Silence” y “Scarborough Fair” de Simon y Garfunkel.
“You´ve Got a Friend” de James Taylor y Carole King
“Benny and the Jets” de Elton John.
“Show me the Way” de Peter Frampton.
“Confesiones de Invierno”, “Canción para mi Muerte” y “Rasguña las Piedras” de Sui Generis
“Lamento Boliviano” de los Enanitos Verdes
“Balada del Diablo y de la Muerte” de La Renga.
“Trátame Suavemente”, “Persiana Americana” y “De Música Ligera” de Soda Stereo
“With a Little Help of my Friends” de Joe Cocker, y por supuesto “You can Leave your Head On” ejecutada magistralmente por Kim Bassinger.
“Pretty Woman” de Roy Orbison con Julia Roberts incluída.
“Soul Sacrifice” y “Samba pa Ti” de Carlitos Santana.
“Summertime” por Janis Joplin… me faltan palabras.
“It´s Oh So Quite” de Björk. WTF?
“Starman” de David Bowie.
“Rapsodia Bohemia”, “We Will Rock You”, “We are the Champions”, “Innuendo” por mencionar algunos temas de Queen, y si, claro; “Who Wants to Live Forever”.
“One Lonely Nigth”, “In My Dreams”, “Can´t Fight this Feeling” y “Keep on Living You” de REO Speedwagon, por decir unos cuantos.
“Sunshine of your Love” de Cream. “Tears from Heaven” y bueno ya, “Layla” de Eric Clapton.
“Smell Like Teen Spirit” de Nirvana
“Black Hole Sun” de Soundgarden
“Jeremy” de Pearl Jam
“Loosing my Religión” de R.E.M.
“Hand in my Pocket” de Alanis Morrisette.
“The Bittersweet Symphony” de The Verve
“Beth” y “Detroit Rock City” de Kiss
“The Sheriff”, “From de Beginning” y “Lucky Man” de Emerson, Like and Palmer.
“July Morning” de Uriah Heep.
“Heartbreaker” de Grand Funk
“Perry Mason” de Ozzy Osbourne
“Never Say Die” de Black Sabath.
“A Whiter Shade of Pale” de Procol Harum.
“Heart of Gold” y “My My, Hey Hey” de Neil Young.
“Mirage” de Jean Luc Ponty.

Electrónica: “Oxygene” y “Equinoxe” de Jean-Michell Jarré, aunque Kitaro, Tangerine Dreams y Vangelis también tienen lo suyo. No, la electrónica no se basa solo en loops y patrones rítmicos, ése es el tecno y no, no me agrada.


Punk ¿soft?: "Basket Case" de Green Day y más de algún tema del grupo The Offspring.


Tango: “Cambalache” y “Uno” de Enrique Santos Discépolo, “Adios Nonino” y “Milonga del Angel” del maestro Astor Piazolla, sin olvidar "Tango en Skai" de Roland Dyens.


Metal: Iba poner algún tema de Iron Maiden o Metallica, pero me acordé de "La Fiesta Pagana" y “Hasta que el Cuerpo Aguante” de Mago de Oz y cambié de opinión.

Reggae: “Get Up, Stand Up”, “Woman no Cry” y “Buffalo Soldier” de Bob Marley.

Rag Time: “The Enterteiner”, “Magnetic Rag” y varios mas de Scott Joplin

Los ritmos tropicales también se me pegan como velcro a veces.

El álbum “Buena Vista Social Club” es un lujo de música cubana.

Cumbia: "Las 6 de la Mañana" de Joe Vasconcellos, "Mariposas Amarillas" de Luisín Landaez y el clásico de los clásicos de año nuevo “Un Año Más” de la Sonora Palacios.

Merengue:"La Bilirrubina" del Sr. Juan Luis Guerra y claro “Ojalá que Llueva Café” y “Burbujas de Amor”.

Salsa: "Pedro Navaja" de Rubén Blades con Willie Colón y póngale ¡Azúcar! Mi negra.

Clásica: "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi, "Tocata y Fuga en Re Menor" de Bach. Mención especial para "Aire Para la Cuerda de Sol" también de Bach y que fuera la base para un clásico del rock de los 70 de Procol Harum y el prostituído “Canon” de Pachelbel. Por otro lado, las mejores obras de los mencionados aparte de Mozart, Beethoven, Grieg y un largo etcétera siempre van a ocupar un lugar preponderante, y nada mejor que “Les Luthiers”, “String Fever” o incluso “Flairck” para ver que el humor también es parte importante de la Música.

Medieval: “Greensleeves” y muchas de sus versiones posteriores bajo el nombre de “What Child is This?”.

New Age: Nada mejor que los álbumes “Narada Decade” y los “Narada Collection” del sello Narada, los “Samplers”, “The First 10 Years” y “Sanctuary” del sello Windham Hill, donde se aglutina una cantidad enorme de músicos de gran nivel.

Opera: La verdad es que en general no me agrada por el tinte trágico que tiene, pero el aria “Il Dolce Suono” de la ópera “Lucía de Lammermoor de Donizzetti” interpretada por Inva Mula Tchako en la película “Quinto Elemento”, cuyos datos tuve que buscar en internet es sublime.

Jazz: Desde "Hello Dolly" de Louis Amstrong, pasando por "Autumn Leaves" que es de un francés y "Wave" que es de un brasileño hasta Jean Luc Ponty, Path Methiny y Weather Report, pero desde hace poco pienso que el mejor Jazz es el que se puede escuchar en vivo en algún bar, ejecutado por una buena banda por supuesto, pero cómo me gustaría escuchar “Minor Swing” de Reinhardt en vivo.

Bossa: "Desafinado" y "Chega de Saudade" de Antonio Carlos Jobim.

Bolero: “Medianoche” de Inti-Illimani, “Inolvidablemente” de Julio Gutiérrez y “Contigo en la Distancia” de Cesar Portillo.

Filmscore: Enio Morricone, John Williams y Henry Mancini.

Vals Peruano: "La Flor de la Canela" de Chabuca Granda, pero "Regresa" cantada por Lucha Reyes me provoca una sed que no te cuento.



Balada:
“Fly me to the Moon”, “New York, New York” y “I´ve got you Under my Skin” por Frank Sinatra.
“I Will Survive” de Gloria Gaynor
“Killing me Softly with his Song” de Roberta Flack.
“Ben” de Michael Jackson, antes de que se le soltaran varios tornillos o le cayera el piano sobre la cabeza y le diera por comer niñitos envueltos.
“Angel” de Sara Maclaughlin.
“Time in a Bottle” de Jim Croce, otro ícono para mí.
"Close to You" de The Carpenters... esa voz.
“Solo Pienso en ti” y “Ay Amor” de Victor Manuel.
“Que será” por Ana Belén… No sé porqué me recuerda a Sonia Braga (sin bragas, claro).
“A Usted” y “Cantares” de Joan Manuel Serrat, a pesar de que yo NO “Nací en el Mediterráneo”..
“Un Beso y Una Flor” de Nino Bravo, mi carta brava de los Karaokes.
“Puerto Pollenza” de Sandra Mihanovic… me sé la letra… Entera ¿Algún problema?.


Trova:
“Esta Canción” de Silvio Rodríguez.
“El Viaje” y “Mi Canto” de Schwenke y Nilo
“Te Recuerdo Amanda” de Victor Jara
“Yolanda” de Pablo Milanés.
“Gracias a la Vida” y “Volver a los 17” de Violeta Parra.
“Arriba en la Cordillera” de Patricio Manns
“Los Momentos” y “La Francisca” de Eduardo Gatti.
“Pequeña Opinión Personal”, “Para Inventar una Canción Urbana” y “Navidad” de Eduardo Peralta y por supuesto la estupenda adaptación del poeta francés George Brassens en el álbum “Peralta Canta a Brassens”
“Ciudades Perdidas”, “Hoy ten Miedo de Mi” y “Julieta” de Fernando Delgadillo.
“Mi Viejo”, “Yo Soy” y “La Piel Cansada de la Tarde” de Piero.
“Alfonsina y el Mar” cantada por Mercedes Sosa.
“Sobreviviendo” de Victor Heredia.

Guitarra Clásica:
“Concierto de Aranjuez” de Joaquín Rodrigo.
“Recuerdos de la Alhambra” de Francisco Tárrega.
“Choro Típico Nro. 1” de Heitor Villalobos.
“Valses Venezolanos Nros. 2 y 3” de Antonio Lauro.
“Entre dos Aguas” de Paco de Lucía (si sé que es Flamenco, pero es todo un clásico) junto a “Mediterranean Sundance” con Al Dimeola y John McLaughlin.


Música Chilena:

Rock:
"La Voz de los 80" de Los Prisioneros y el memorable álbum de Los Tres, "Se Remata el Siglo", además de los grupos Chancho en Piedra, Los Mox y Sinergia, soy ecléctico ¿y qué?.
Vals: "La Joya del Pacífico" de Víctor Acosta y que mierda, soy iquiqueño; "Iquique" de Lucho Barrios que es peruano pero se cree chileno. Tampoco puedo dejar de lado "La Casa Nueva" de Tito Fernández que hay que ver que cala hondo.

Cueca: "Me Gusta el Vino" de Tito Fernández por su alto contenido emotivo y especialmente etílico, y la cueca larga "Y Sigo Siendo Chileno" cantada por él mismo.

Tonada: "El Despistao" una tonada para entonarse y que durante mucho tiempo pensé que se llamaba "El Velorio" como muchos deben recordarla y por supuesto "Hace unos días fui a Santiago" que es toda una advertencia para los provincianos como yo del mismísimo Tito Fernández.

Fusión: El álbum homónimo de "Congreso" que tuve la fortuna de escuchar cuando era apenas un pendejo y me marcó de cierta manera una especie de rumbo musical.

“A mi Ciudad” y “Simplemente” de Santiago del Nuevo Extremo. Folk Rock: "Sube a Nacer Conmigo Hermano" del álbum "Alturas de Machu Pichu" de Los Jaivas musicalizando magistralmente los poemas de Pablo Neruda. Folkclore: El álbum "Imaginación" de Inti-Illimani que no es totalmente folkclore pero es muy requetebueno.

Protesta: “El Largo Tour”, “Para que Nunca Más” y “Armas Vuélvanse a Casa” de Sol y Lluvia.

Además, lo reconozco, me gustan las canciones de Dido; “Here With Me” o “I’m not an Angel” me provocan algo en la piel que es totalmente distinto al "algo" visceral que me provoca "Toxicity" de System of a Down que, como deben suponer, me provocó subir el volumen a tope, la primera vez que la escuché.
Estoy seguro que se me queda mucha buena música en el tintero… ya me acordaré o ya tendré ocasión de escucharla. No vayan a pensar que soy un experto en el tema, solo me gusta la música y gasté un poco de tiempo preguntándole a Mr. Google allí donde me fallaba la memoria, por el nombre de una canción que recordaba, o el nombre del grupo y a veces por algún verso cuando no recordaba el autor ni el nombre.

Actualización: No hay caso. Aún no encuentro la forma de que el maldito editor respete las sangrías y los avances de línea tal como los escribo en el procesador de Textos... $"$%"#%$#%"#&%#&"!!!

Saltos de Línea

Hace un par de días, alguien tuvo la gentileza de dejarme una crítica constructiva respecto del post "Memoria digital". Pero no era referente al contenido del post ni de la terminología utilizada. No, tampoco se trataba del estilo ni de la reflexión hacia la que apuntaba el post, sino de algo bastante más banal y que a la gran mayoría de los Lectores (con "L" mayúscula) normalmente no les preocupa ni les afecta en lo más mínimo; me refiero a los saltos de línea. Algo en lo que nunca se me había ocurrido pensar siquiera, ya que por lo general, le dejo ese trabajo al procesador de textos de turno, mediante el formato de párrafo, y me largo a escribir como caballo desbocado, ocupándome apenas de la ortografía y la puntuación. Ya se deben haber dado cuenta que reparto las comas y los puntos con gran benevolencia y altruismo, sin perjuicio de sus posibilidades transformistas.

Lamentablemente, mi amiga no dejó una dirección de correo o un profile actualizado como para agradecerle adecuadamente su aguda observación y su buen juicio estético, sin menoscabo de su gran muestra de generosidad al compartir su sabiduría con las mejores intenciones.

Debo reconocer que a pesar que soy bastante autocrítico, me cuesta un poco aceptar las críticas negativas y no puedo negar que ésta me dolió un poco. Es cierto que he sido algo indolente con la publicación, especialmente al considerar que estaba utilizando un software nuevo llamado "Post2Blog" que me debería simplificar la vida al traspasar contenidos desde "OpenOffice" y "ConText" directamente al blog, usando la magia de Ctrl-C/Ctrl-V. Porque el editor del Blogger tiene la mala costumbre de comerse precisamente las sangrías y el interlineado de párrafo, así que en todos aquellos post anteriores donde sí me dí el trabajo de incluirlos, tuve que darme el tiempo de hacerlo párrafo por párrafo.

Maldita la hora en que copié el contenido del archivo y lo publiqué sin revisar la vista previa del Blog, creo que esa fue mi perdición, a veces se me olvida que las aplicaciones wysiwyg son precisamente lo que indica su nombre, que no es más que un acrónimo de "What you see is what you get" o en buen chileno; Lo que ves es lo que hay (traducción personal) A diferencia de los procesadores de texto habituales donde lo que ves es mucho mas de lo que hay, especialmente si eres aficionado a los encabezados, pies de página, formato de párrafo y notas al pie.

Estoy desolado, me siento como si fuera la peor escoria. Vuelvo a leer el comentario y no se porqué me cuesta tanto digerirlo. Cito:

"Dios inventó los saltos de línea por algo amigo, los parrafos, etc, en verda no dan ganas de leer la masa de letras desordenadas que publicas".

style="TEXT-ALIGN: justify">Está firmado por una Sra. o Srta. Crítica constructiva. Y si bien, no deja de causarme curiosidad el nombre de la susodicha, aprovecho de analizar con espíritu crítico lo que escribe y más de alguien pensara que lo hago con ánimo de revancha y voy a tener que darle toda la razón, pero voy a tener que ir punto por punto para que me entiendan mejor.

1. No me deja ni siquiera un nombre real para recordarla.

2. No se atreve a dejar una dirección de correo y usa un perfil anónimo para esconder su identidad. ¿De que tendrá miedo esta nena?.

3. A primera vista alcanzo a detectar tres horrores ortográficos y uno tipográfico, lo que en un texto tan breve demuestra una gran falta de cariño por lo que hace.

4. En la primera frase comete cuatro errores fundamentales; un error de apreciación al presumir que posee un conocimiento acabado de lo que habla, un error de criterio al llamarme amigo en circunstancias que ni siquiera conozco su nombre, un error de juicio al afirmar que un tipo llamado Dios inventó los saltos de línea y un error de conocimiento al suponer que los saltos de línea fueron creados para separar párrafos permitiendo una mayor facilidad de lectura, ya que su propósito principal es otro.

5. Pierde objetividad al decir que "no le dan ganas de leer" porque faltan saltos de línea, admitiendo de paso que sólo es un lector (con "l" minúscula) incapaz de disfrutar de la mejor literatura del mundo porque en su gran mayoría los libros de verdad no incluyen saltos de línea entre párrafos, sólo la sangría. No quiero imaginar siquiera su reacción si tuviera el privilegio de leer "Ensayo Sobre la Ceguera" de José Saramago donde los puntos aparte son más escasos que mis saltos de línea y los signos de interrogación y exclamación ¡No existen!.

6. Asume una actitud cruel, peyorativa e irresponsable al referirse a mis queridos escritos como una "masa de letras desordenadas" al no pensar que esto podría afectar gravemente mi autoestima.

7. Es falaz al afirmar que las letras de mis escritos están desordenadas y que conforman una masa, en circunstancias que forman ordenadas filas, una tras otra. Con lo que pierde credibilidad y mi confianza en sus buenas intenciones.


Vuelvo a leer el post de la discordia y pienso que en verdad se vería mejor con sangría, y aún mejor con una línea en blanco entre cada párrafo, tal como acostumbra mucha gente y hacen automáticamente muchos editores HTML. Uno de estos días tendré que hacerlo, total ¿Qué me cuesta agregar un salto de línea y un par de espacios en blanco al comienzo de cada párrafo?.

Es muy probable que las intenciones de mi crítica hayan sido muy buenas, pero de alguna forma logró herir mi sensibilidad que en "estos días" anda un tanto susceptible. A los que crean que se trata de una sobre-reacción, piensen que habría sido de la literatura si en sus inicios alguien hubiera desalentado de la misma forma a Miguel de Cervantes, Shakespeare o Pablo Neruda.

Después de pensar un poco al respecto, he llegado a la conclusión que la crítica constructiva siempre debería contener palabras de aliento.

Actualización 1: El maldito editor HTML se volvió a comer todas las sangrías que había digitado con tanto amor!.

Actualización 2: Definitivo; La versión freeware de Bytescout Post2Blog 3.00 no es wysiwyg, sino mas bien wysinewyg (What you see is not exactly what you get). Quiero mi sangría, pero no estoy dispuesto a agregar la instrucción << style="TEXT-INDENT:20">> a cada comienzo de párrafo. ¿Alguna sugerencia?

Actualización 3: ¡EUREKA! Por fin hallé una forma de aplicar sangría a todos los posts. La mala noticia es que también se la aplica a los títulos. No hay caso; ¡Si no es pito es flauta!.

Actualización 4: De tanto meterle mano al post pasó lo que tenía que pasar... Ahora tengo demasiados saltos de línea y tengo que volver a editar el post.... ¡Aaaaaaarrrrrrrrggghhh!!!!!

Actualización 5: Algo anda mal. El resultado no me convence del todo. Tal vez soy un inconformista de mierda, o estaré pecando de contumaz, pero no hay caso. No me gusta ver mis párrafos tan separados. Parecen ideas huérfanas, cada una en su propia isla.

Actualización 6: Si no lo arreglaba no iba a poder dormir tranquilo. Título sin sangría, párrafos con sangría y un espacio decente (que no tiene nada que ver con los saltos de línea) de separación entre párrafos y ojo; Sin necesidad de retocar el texto original. Ahora voy a poder cortar y pegar sin temor a los resultados. ¿O será importante preocuparme del contenido también?

Actualización 7: La última modificación de la plantilla dejó la escoba con los posts antiguos, así que de vuelta a las
islas, por lo menos hasta que encuentre un editor que respete los formatos del procesador de texto...


Memoria Digital; ¿Futuro con Amnesia?

Hace algunos días, me entretuve largamente tratando de recuperar algunos textos tan, pero tan antiguos, que estaban grabados en formato "Write", un viejo procesador de textos que venía con el Windows 3.1 (llegué a conocer la versión 3.0, pero nunca llegué a ver las versiones 1.0 y 2.0) Es muy probable que estos archivos fueran concebidos inicialmente en el formato que usaba antes, o sea, "Wordstar", que era uno de los pocos procesadores de texto que funcionaba bajo MS-DOS (el otro era "Word Perfect", pero nunca me acomodó a pesar de ser mejor).


El "pequeño problema" es que el formato "Write" no era compatible con el "formato standard" de Office, ni con su equivalente GNU; el OpenOffice, de modo que tuve que trampear con el software para que los reconociera como archivos TXT (de texto llano), con el inconveniente que me duplicó algunos párrafos y me insertó una serie de caracteres ilegibles (cuadritos) allí donde deberían estar los supuestos caracteres de control, de tal manera que tuve que invertir una buena cantidad de tiempo para hacerlos legibles nuevamente y grabarlos en formato DOC, lo que no hubiera sido necesario si me hubiera dado ese trabajo anteriormente, cuando apareció Office 95 primero y luego cuando llegó Office 97. Otra vez cuando me cambié al Office 2000 y luego cuando me cambié al software GNU.


Debo reconocer que tuve bastante suerte porque logré recuperar los textos que me interesaban, y si no fuera porque soy algo maniaco con los respaldos, hace rato que habría necesitado recurrir a un espiritista computacional para recuperar uno que otro archivo almacenado en algún medio en desuso (aún guardo un montón de diskettes de 5 1/4" y de 3.5", cintas DAT de 120MB, Zip Drives de 100 y 250MB, discos duros IDE de 400 y 540MB e incluso discos duros MFM de 40MB) Si, lo sé; soy un cachurero empedernido. El formato CD nunca me ha dado mucha confianza, especialmente desde que unos extraños hongos (Geotrichum) tuvieron la osadía de comerse mis primeros respaldos en CD, sin mencionar que la placa de protección para evitar que los discos se rayen, siempre, pero siempre; se raya. Actualmente tengo copias de mis archivos en mis correos Gmail y Yahoo, en los dos discos duros de mi PC y en el Servidor de datos de la oficina, en mi notebook, en un Pen Drive e incluso en un DVD (por si las moscas). Sin mencionar el computador de la casa, y un viejo laptop Action Note 660 de Epson que tiene instalado Windows 3.11 y que todavía funciona.


A pesar de todo, aún tengo la sensación de que no es suficiente. La forma de guardar recuerdos, ideas, pensamientos e imágenes, ha evolucionado de una forma pasmosa durante los últimos 50 años; de los discos de vinilo a la cinta magnética de carrete y los cassettes, de Betamax a VHS y DAT, de las cintas a los discos magnéticos (blandos y rígidos), casi inmediatamente al disco compacto en sus variados formatos (CD, CD/RW, DVD, Blue Ray y HD DVD) además de las memorias de estado sólido (tarjetas de memoria y Pen Drives para todos los gustos incluyendo teléfonos celulares y agendas electrónicas) aumentando en capacidad y velocidad casi todos los meses. Cada medio de almacenamiento asociado con los dispositivos de lectura/escritura apropiados y programados de acuerdo a la tecnología vigente (absolutamente dependiente del software y los sistemas operativos de moda en el último tiempo) por lo que todos y cada uno de ellos están destinados a pasar a la historia en el corto plazo, y a encerrar en un pedazo de plástico y silicio las moléculas cargadas magnéticamente, que guardaran la historia de un montón de vidas durante un par de años al menos, antes de desvanecerse para siempre.


Las pinturas de la cueva de altamira tienen algo así como 12.000 años, los geoglifos y petroglifos del norte de Chile entre 8000 y 6000 años, las pirámides de Egipto más de 4.000 años.


¿Recuerdas dónde guardaste las fotos que sacaste para el último asado?


¿Has revisado últimamente ese CD que tienes tan bien guardado y que atesora las fotos de tu matrimonio, bautizo, graduación, celebración, etc. que más te importan?


Comienzo a pensar que si tienes algo importante que decirle a las generaciones futuras, no hay como un buen geoglifo, una losa o piedra bien tallada al cincel y si alcanza el tiempo y los recursos, una buena pirámide.


Actualización: Modifiqué un poco el formato para hacerlo mas legible siguiendo el consejo de una buena amiga.


Hakuna Matata

Un par de años atrás, mientras celebrabábamos mi cumpleaños, tuve la alegría de estar acompañado por muy buenos amigos, entre ellos uno de los mejores amigos de mi hija mayor, Carlos Bartolo, un bicho raro más dentro de la gran amalgama que conforma mi colección entomológica personal.


Gordo, grandote, intelectualoide, grupiento, güeno pa’ la conversa y pa´ ponerle wendy también, más cinéfilo que bibliófilo, pero igual enganchamos a la primera y conversamos de todo un poco. Entre anécdotas, chistes, "puros cuentos", películas viejas, libros apolillados y harto tinto del bueno, pasamos un momento estupendo, pero al mismo tiempo fue una especie de acoplamiento generacional (en oposición a choque generacional). Posiblemente porque él se siente un poco más viejo de lo que es y yo... Bueno, yo siempre voy a ser joven, porque el que nace chicharra tiene que morir cantando, y si de cantar se trata, ningún problema, siempre tengo mi fiel guitarra bien afinada y si no, agarro la que esté mas a mano, y en el peor de los casos le hacemos al karaoke o a capella no más.


En fin, ese día, entramos en sincronía con el guatón y de repente se me puso serio, me miró de frente, alzó su vaso y de lo más profundo le nació el salud de sus ancestros y me dijó:


-¡Jallalla!


Casi me pilla con el vaso vacío y sin respuesta, pero atiné lo mejor que pude, alcé mi vaso y le dije con una gran sonrisa en mi cara:


-¡Hakuna Matata!


Se quedó paralojizado y se detuvo con el vaso a medio camino de su boca, me miró así como tasando mi índice de masa corporal, mi peso, más la ropa y los zapatos, tratando de calcular la fuerza necesaria para que el golpe no me lanzara muy lejos y me desnucara contra la pared del fondo. Después se lo pensó mejor, me atravesó con una mirada de rayos X para tratar de determinar si yo estaba tratando de insultarlo a él, a sus ascendientes, lo estaba agarrando pa´l hueveo o simplemente estaba haciendo un chiste sin mala intención. Menos mal que se acordó que yo era el papá de su mejor amiga y además el dueño de casa, trató de reconvenirme por mi actitud y seguimos tomando y ahí acabó el asunto.


Pero el asunto no terminó ahí. Coincidimos con Bartolo un par de veces más en otros encuentros vitivinícolas y nuevamente se dió el momento en que Carlitos se puso serio me miró de frente y alzando su vaso me dispara:


-¡Jallalla!


Levanto mi vaso con alegría y contesto:


-¡Hakuna Matata!


-¡Pero hueón!- me dice -¿no podís tomarte niuna huevá en serio?


-Pero si yo soy serio- le digo -pero estoy contento, tómate la huevá antes que se enfríe.


Me miró con compasión, sacudió la cabeza en señal de resignación y nos dispusimos a terminar la botella, antes de pasar a la siguiente y ahí terminó el asunto.


Pero el asunto tampoco terminó ahí. Volvimos a encontrarnos con Bartolo nuevamente con una nueva excusa para vaciar botellas. Me estaba esperando junto al resto de mi familia en mi casa, y apenas lleno mi primer vaso, el gordo levanta el suyo y me dispara:


-¡Jallalla!


-¡Hakuna Matata!- le digo yo alzando mi vaso.


Esta vez se sonríe, baja la cabeza renegando y dice como para sí:


-Este hueón no tiene caso.


Y matamos todo el vino, y después le tocó el turno a un Jhonny Walker etiqueta negra que estaba esperando su turno hace como tres años. Así no más, a lo mero macho; sin agua, sin bebida, sin hielo (la verdad es que no había nada más) entre risas y medianoche nos tomamos más de medio litro. Mas tarde lo fui a dejar a la casa y luego llegué a la mía retando a mi hija por dejarme salir en el auto en ese estado y no esconderme la llave. Afortunadamente no pasó nada malo aquella noche y finalmente el Carlos debe haber comprendido que nunca lo estuve agarrando pa´l hueveo.


Hakuna Matata es una expresión del idioma swahili que se traduce como "sin preocupaciones". Suele ser comparada comúnmente con la frase "carpe diem" del latín y se la considera la versión africana de la misma. Muy parecida a la versión inglesa "Don’t warry, be happy". La frase se hizo famosa mundialmente porque aparece en una alegre canción que cantaban Timón y Pumba, los amigos del Simba, el Rey León, en la película de monos animados, pero no es una invención de Disney.


Hakuna Matata tiene genes negroides como nosotros.
Hakuna Matata es buena onda.
Hakuna Matata es olvidar las preocupaciones.
Hakuna Matata es compartir en armonía.
Hakuna Matata es sentirse bien.
Hakuna Matata es estar entre amigos.
Hakuna Matata es brindar por la vida.
Hakuna Matata es disfrutar un buen momento.
Hakuna Matata es mejor que una bendición.
Hakuna Matata es de mí para tí, sin intermediarios.

¡Hakuna Matata! para todos mis buenos amigos y para todos aquellos que pasen por aquí.


Portada

Después de un par de horas de andar navegando en la red, encontré algunas imágenes mas o menos apropiadas, las "importé" y las jibaricé un poco para lograr algo que se acerca un poco a lo que tenía en mente... El arte gráfico definitivamente no es lo mío, pero la tecnología sí. Aquí están los resultados:


Acerca de la Teoría de la Revolución de las Especies

Después de varios años de intentar publicar mi ópera prima literaria, "La Teoría de la Revolución de las Especies" por los canales convencionales, participando en concursos y enviando borradores a editoriales y a personas de la confianza absoluta de algunos de mis amigos, me cansé de esperar y me he decidido a publicarlo mediante el servicio de impresión bajo demanda de Lulu (www.lulu.com) el proveedor mundial de impresión de libros por encargo con mayor crecimiento, de acuerdo a su propia autoreferencia.
He dedicado algunos fines de semana a revisar el borrador y hacer las típicas correcciones de última hora, entre ellas, escribir un Prólogo adecuado al contenido de esta obra, el resultado fue el siguiente:


"Este libro comenzó como un juego. Un pequeño artículo que no pretendía ser más que un ejercicio de escritura. El pequeño artículo estuvo archivado durante todos los años que me demoré en salir del laberinto en que me habían metido mis propias palabras y ahora conforma el capítulo 2 de ésta, mi primera novela. Los capítulos 3 al 9 fueron escritos posteriormente, con el mismo propósito que el primero; hacer algo de reflexión y un poco de divulgación pseudo científica sobre algunos temas que serán gravitantes en el futuro inmediato, y que tienen directa relación con los pilares que deberían sustentar firmemente a la Humanidad; Ciencia y Filosofía.

Al aventurarme en éste laberinto de ideas, he llegado a concluir que la Humanidad de nuestros días, prefiere descansar indolentemente sobre débiles pilotes; la Pseudo Ciencia y la Superstición, lo que resulta un poco gracioso al verlo bajo un prisma optimista y benevolente. Así que me impuse la idea de analizarlo desde un prisma un poco cínico e irreverente, algo brutal a veces, para remarcar las falsedades que nos envuelven y desvían nuestra atención hacia temas intrascendentes. Sin temor a recurrir a la caricatura fácil y grotesca, a la sátira hiriente, la mentira descarada, las provocaciones, la xenofobia, el machismo y las falsedades más elaboradas que pude discurrir para no dejarte indiferente".

La Boya

Solo en Iquique y en Valparaíso se celebra con tanta pompa y grandiosidad el 21 de Mayo, apostaría que si le preguntamos a la gente de otras ciudades que es lo que se celebra ese día, ni siquiera la mitad acertaría en la respuesta que acude automáticamente a mi cerebro: “El Combate Naval de Iquique”.
Y es que el 21 de Mayo es toda una institución para los iquiqueños. La preparación del evento comienza más de un mes antes en todos los colegios.
¡Quieeer!... dos... tres... cuatro...
¡Quieeer!... dos... tres... cuatro...
La voz marcial del director de la banda de guerra, que además era profesor de Inglés cuando no estaba dirigiendo ensayos de desfile, tenía la ingrata misión de poner orden las casi incontrolables y serpenteantes filas y solía llegar absolutamente desgastada al día del desfile.
¡Izquierdo!... ¡Izquierdo!... ¡Izquierdo, Derecho, Izquierdo!
Aún puedo recordar al profe de Educación Física, el chato Carreño, -sí ese mismo- hermano del conocido futbolista, mientras gritaba a todo pulmón, recordando sus días de conscripto tal vez y tratando de desquitarse con alguien por lo mal que lo debe haber pasado en su momento ya que probablemente era el más chico del batallón y víctima regular de los cabos que no alcanzaban a tomar desayuno.
¡Tomar distancia!... ¡De frente!... ¡Maaaar!
Y no faltaba el desubicado que intentaba ponerse “de frente al mar”, o aquellos otros que nunca sabían distinguir entre la derecha y la izquierda y más de algún arrítmico incapaz de seguir el paso aunque le pusieran el bombo en la oreja.
Horas y horas de ensayo en el patio del colegio o en las calles cercanas cuando el patio no era suficientemente grande. El exceso de celo de los organizadores nos hacía estar a las 8:00 de la mañana del día 20 en nuestros respectivos colegios y a las 9:00 en la ubicación asignada para escuchar -o tratar de escuchar- las diferentes alocuciones referidas al heroísmo de Arturo Prat y a la grandeza de marinos como Carlos Condell, el grumete Riquelme o el sargento Aldea. Los discursos parecían repetirse todos los años y parecían cada vez mas aburridos.
Cantar los mismos desabridos himnos de siempre con el inevitable desgano que produce el repetirlos una y otra vez, y luego esperar estoicamente bajo ese sol tan nuestro, durante largas horas el momento para desfilar frente a las autoridades de turno. Durante los discursos y la latosa espera, no faltaban los que se desmayaban producto del calor provocado por el sol que aparecía invariablemente todos los años, sin importarle que fuera invierno, para observar con curiosidad lo que hacíamos. Otros se desmayaban simplemente de fatiga por no tomar desayuno o para sacar la vuelta.
Pero, en honor a la verdad, no todos los himnos que cantábamos eran desabridos, el himno a Iquique es un caso especial de inspiración musical y poética, bastaba escuchar la introducción para alegrarnos el día. La fatiga, el tedio y el cansancio pasaban a un segundo plano mientras entonábamos a voz en cuello; Si supimos vencer el olvido / soportando un ocaso tenaz / -Cuanta verdad encierran estos dos versos- Evitemos que en estos instantes / el progreso nos pueda cegar -Y qué acertada advertencia nos hace el autor, previendo lo que se nos venía encima.-
Enseguida, con la frente muy alta, nos estrechábamos para cantar a todo pulmón que la fama de nuestros esfuerzos había cruzado la pampa y el mar, y se nos estremecía el alma cuando cantábamos Iquique, Iquique, Iquique / Eres el gran amor de nuestras vidas / mi viejo y heróico Iquique.
Nos veíamos marchando desde el puerto hasta Cavancha / Cantando, gritando / Iquique / Tu ambiente y la nobleza de tu gente / Cautivan el corazón.
Era un momento mágico, cantábamos como si nos fuera la vida en ello y nos llenábamos con una energía indescriptible que nos permitía mirar orgullosos a las autoridades del momento, mientras pasábamos frente a ellos y al monumento de Arturo Prat, sin importar el cansancio y el desorden reinante en nuestras filas. Pero en esos escasos metros eran otros los que desfilaban por nosotros, con el pecho henchido y poniendo orden al caos habitual de nuestras filas. Apenas dábamos la vuelta a la esquina al llegar a Baquedano, el desorden natural, inherente a nuestra personalidad, se volvía a hacer presente provocando el desbande general.
Luego un paseo por Baquedano y un par de vueltas a la Plaza Prat, un helado o una bebida, una visita rápida a la casa para sacarnos el uniforme del colegio y ponernos la ropa nueva, comprada especialmente para la ocasión.
Al otro día más de algún visitante se despertaba presa del pánico a las 8:10 de la mañana cuando comenzaban los cañonazos, tratando de entender que estaba pasando y mirando para todos lados. La parada militar comenzaba muy temprano en la Avenida Balmaceda, pero en el otro extremo de la ciudad estaba la verdadera diversión. Nunca faltaba el pariente, el amigo de la familia o el vecino que se conseguía las invitaciones de las pesqueras que facilitaban sus goletas para hacer el famoso paseo a la Boya de La Esmeralda, que marca el lugar exacto donde se hundiera la famosa corbeta aquél fatídico y, sin embargo, glorioso 21 de Mayo de 1879.
El muelle de pasajeros se atiborraba de gente ansiosa por subirse a los botes y pangas que los transportaban hasta las goletas ancladas en la bahía, era todo un acontecimiento, familias completas que a veces incluían guaguas y perros tratando de quedar todos juntos en el mismo bote que amenazaba con zozobrar si se subía una persona más -y se subían cinco más- incluyendo a la infaltable señora gorda que requería la ayuda de todos los que estaban cerca para no ir a dar de cabeza al agua. Embarcarse en el muelle de pasajeros si que era entretenido, hacerlo en los muelles de las pesqueras nunca tuvo la misma emoción.
Los que venían por primera vez se reconocían de inmediato, vestidos impecablemente de la cabeza a los pies, se notaba a la legua que no sabían lo que les esperaba y nos reíamos para nuestros adentros, imaginándolos absolutamente descompuestos y sucios cuando terminara el paseo, porque si bien es cierto que los tripulantes de las goletas hacen un gran esfuerzo para tenerlas impecables para esa ocasión, es una misión imposible eliminar todos los rastros del pescado y de las gaviotas que se ha ido acumulando durante todo un año. Sin mencionar el óxido que invade todos los rincones que puede.
La segunda parte del show –porque es todo un espectáculo- comienza cuando hay que pasarse a las goletas desde los botes o pangas haciendo el transbordo correspondiente. Los niños y las mujeres primero, los niños porque es más fácil tomarlos en brazos y pasárselos a alguien que ya se encuentra en la goleta, supongo.
Las mujeres luego porque alguien tiene que ayudarlas mientras se equilibran precariamente sobre sus tacones altos usando una sola mano para afirmarse y muchos comedidos varones ponen en peligro la estabilidad del bote porque se pelean para ayudar. La otra mano normalmente está tratando de sujetar el vestido o la falda que se vuela con el viento, dejando ver las piernas, muslos y a veces hasta los calzones de las atribuladas damas que llegan rojas de vergüenza al otro lado –no todas, por supuesto-
Se pueden escuchar silbidos, aplausos y gritos de admiración provenientes de todos lados cuando alguna afortunada dama, provista de todo aquello que se necesita, logra robarse el show para ella sola aunque sea por un momento fugaz.
Mientras los pasajeros tratan de instalarse como pueden arriba de las goletas que ciertamente no están acondicionadas para estos menesteres, los tripulantes los agasajan con bebidas, cervezas y empanadas. No faltan los incautos que vienen por primera vez y se comen hasta dos y tres empanadas que son servidas pródigamente por los comedidos tripulantes –ya te quiero ver- deben pensar algunos.
Normalmente pasa más de una hora que para algunos se hace interminable antes de que la embarcación se ponga en marcha, para ese momento más de la mitad de los pasajeros ya están medio mareados y no por efecto de la cerveza. Es habitual ver a muchos –hombres, mujeres y niños- afirmados de las barandas y vomitando por la borda las empanadas que acababan de comerse. Los camarotes no dan abasto para que todos los afectados puedan recostarse a descansar un momento, lo que es mucho, mucho peor y lo digo por experiencia propia.
Cuando llegan a la boya, las goletas, lanchas, veleros, buques de la armada e incluso kayaks se ponen alrededor de ella y se realiza una breve ceremonia, en que se arrojan ramos y coronas de flores al agua, la ceremonia es tan corta que muchos ni siquiera se dan cuenta cuando termina.
A continuación y dependiendo del ánimo de los tripulantes y la disposición de los administradores de la pesquera, un paseo por mar hasta Cavancha o Playa Brava que termina por rematar a los afectados por el mareo, al regreso, la última parte del show que implica bajar a tierra. Los rostros pálidos y ojerosos de muchos son la indicación segura de que no van a volver el próximo año. Un capítulo aparte son los que no se marean durante el paseo, sino cuando bajan a tierra, mareo de tierra le llaman y me imagino que debe ser tan desagradable como el otro.
Varias veces lo intenté, nunca en años seguidos, tenían que pasar un par de años para olvidarme de la desagradable experiencia y animarme a intentarlo de nuevo. Pero el malestar es superior a mí y las pastillas para el mareo en mi caso parece que me lo provocan.
Y aunque la última vez no llegué a vomitar, a pesar que no había comido nada, tuve que hacer un gran esfuerzo para no hacerlo y estaba tan concentrado tratando de controlar el mareo que no pude darme cuenta de nada ni disfrutar el paseo, de modo que hace muchos años ya, decidí no volver nunca más a la boya ni subirme a una goleta. Hasta ahora no me arrepiento de esta drástica decisión.
Pero la memoria es frágil o el llamado del mar es más fuerte y ocasionalmente me subo a un bote para irme de pesca, sabiendo de antemano lo que me va a pasar, soy tan terco –para muchas cosas- que he llegado a encontrar una técnica que evita que me maree durante todo el tiempo que quiera.
Respirar profundo y mantener la vista en un punto fijo lo más alejado posible, esa es la receta, y aunque he comprobado que la técnica funciona, he llegado a la conclusión de que es inútil, en algún momento tengo que mirar dentro del bote para buscar la carnada y si llego a tener la suerte de pescar algo, el tiempo que me demoro en sacarle el anzuelo al pescado es más que suficiente para dejarme fuera de combate.
¿Tal vez si lo hiciera más seguido?